Que me caigo

El sábado pasado me encontraba caminando por una calle cercana a mi lugar de trabajo, iba absorta en mis pensamientos, cambiando la sintonía del rado y pensando en que ya casi empezaba a llover y yo tenía que llegar a la CAPU y tomar el autobús a mi qeurido Apizaco (sí, en Tlaxcala). Con maleta y bolsón me acercaba a la esquina cuando un descenso brusco de la banqueta me hizo tropezar y descender yo misma en caída libre con todo y chivas. En cámare lenta vi mi ser acercándose al piso y en esos 3 o 2 segundos que definieron mi humillación pensé en todas las groserías habidas y por haber, en la madre alcancé a decir ya sobre el asfalto. A penas dándome cuenta de mi estado a nivel de suelo me revisé las rodillas que me dolían como 50 veces más que la mano, la única que medio alcancé a meter en mi defensa, y sólo me tranquilizó ver que mi pantalón nuevo carísimo no estaba roto. Luego me acordé de mi dignidad cuando vi asomarse a las señoras que vendenlas memelas en la banqueta de enfrente. Total que ya sin más por hacer me levanté, recogí mis chivas y sin las mínimas ganas de reirme (ni de nervios como normalmente pasa) me puse a caminar como presonaje cojo de telenovela de Televisa (pa mayores referencias "Preciosa" con Irán Castillo) mientras intentaba recordar cuándo había sido la última vez que me había caído con tal espectacularidad. Y en eso que siento como más feíto en la rodilla, me levanto el pantalón y ahi estaban ya las gotitas de sangre pa que en unos días no me olvide del madrazo que me di.

Pd. sin compararme con Fidel Castro, acompaño el texto con esta imagen ilustrativa del evento.