lunes, marzo 21, 2005

a las 12

Se paró de la cama y se dio cuenta que no tenía nada. Pasó una hora mirándo al espejo, tratando de reconocerse, de convencerse de que el reflejo era suyo, siempre lo había sido aunque fueran extrañas. ya era tarde y estaba cansada, toda la vida dándole vuelta al asunto. Caminó mucho para iniciarlo. Ahí, sentada tiempo después lo perdió todo. R le dice "tienes razón". Tiene razón. Estaba ansiosa de tanto. Alguna vez soñó. Se preguntaba muchas cosas. Se daba cuenta de más aún. Alguna vez pensó que podía andar y andar, así, sólo andar. Ahora estaba atrapada en la conciencia de saber que sí, tenía razón, mucho tuvo que pasar para darse cuenta, mucho tuvo que caer y que chocar. Entre la soledad y la ventana pasó noches y mañanas despertando cada vez un poco. Cuando caminaba hacia la playa ya sabía lo que pasaría, así tenía que ser. El invierno casi terminaba. Ese callejón no le pareció amenazador. Cuando dijo adiós cerró la puerta y creyó olvidar. En poco tiempo todo se condensa, ganarle tiempo al tiempo no se puede, con fuerza, sin que te se diera cuenta. Habla por teléfono, qué bueno que las lágrimas no suenan. Sabría lo que hizo, tres meses. Guárdalo, en lo profundo, junto a esos pedazos. Guárdalo porque es precioso. No pienses en los detalles. No sabe si mejor, sólo... no sigas, no pasa nada, ella es como es, pero ella no la acepta. ¿será como ella?. Ya lo descubrirá. En todo caso no será la única. Nunca la primera. No hay tristeza, se terminó hace siete días. Muerde la tira en la ausencia, va al baño. Ella le mintió, la dejó sóla y rota. La traicionó. Tomó la chispa, la memoria, la ignorancia, la espera, dejó la vela, la sombra y el cuerpo. Mañana despertar de nuevo. Se para de la cama.