martes, enero 22, 2008

mis casas

el cambio de estancias ha sido una constante. he vivido en casi tantas casas como años tengo. desde niña mis papás se dedicaron a arrebatarme de cualqier estabilidad que una casa pueda infundir, df el primer año, puebla el segundo, veracruz el tercero, oaxaca el cuarto y quinto, apizayork el sexo, cuauhtemoc el octavo, de vuelta apizayork el noveno y en cada ciudad dos o tres casas, cuatro en la última.
luego me tocó a mi decidir y al llegar al lugar ideal al pie del volcán se cuentan tres si no tomo en cuenta el rinconcito donde hicieron su nido las olas del mar (pobre poesía que no refiero a Veracruz). Luego tres más del otro lado del charco y en tan sólo cinco meses estoy ya en mi tercer morada. diecinueve en veinticinco años y las que me faltan. convivir conmigo misma en cuatro paredes ha resultado a veces difícil, otras no ha resultado en nada porque nadie más que yo puede aguantar mi monotonía (mono tono eh).
mis nuevas cuatro paredes están un poco sucias y ya tendré tiempo de lavar una pared y pintar otra, de llenar de imágenes y una que otra foto. afuera corre el tráfico y se amontonan los edificios llenos del ollín de la ciudad que desde su contrucción van acumulando. a unas cuadras los autos vuelan sobre toneladas de concreto. en mi nueva casa vive una gata que se llama mariano porque el primer dueño, que ya no vive aquí, tuvo por capricho así llamarle. en mi nueva casa duermo y desperto tranquila, cuando me agobia el caos me voy a mi pueblo a dormir entre los volcanes. otro día tal vez dentro de mucho tiempo despertaré en un lugar muy lejos, puede ser en una playa calurosa en los brazos de un extraño.