Mi rober p:

Rober: en este momento no sé muy bien qué decir, contigo nunca sé. La cosa es que hace varios años que te conozco, tal no lo recuerdes pero tú fuiste al primer catarino que conocí, llegué a la oficina y me preguntaste quién era y qué hacía. Te recuerdo aún sentado en una silla, con ambas piernas apoyadas en otra silla, con el cabello largo. No preciso el momento o día en que te volviste alguien esperado, no necesariamente lo que eres hoy, que tampoco puedo precisar. Te puedo decir que tu presencia se volvió esperada, que hace tiempo sé lo que dirás y lo que no, que han pasado los años, los días, los mese, las horas y que aunque intento escapar del romance de la partida no logro dejar atrás las noches en el balcón de tu antigua casa mientras recordábamos la noche de jazz, la pelícuila del cineclub, mientras guantaba los comentarios sobre mi condición femenina para uego tomar mis envases e irme a mi casa a plena luz lunar.
Sé bien que la próxima vez (según decida el cosmos y sus fuerzas)seremos años luz, seremos distancia-diferencia-lejania total. Espero que no nos reconozcamos para descubrir por vez primera lo que hay.
Hoy eres aún parte de mi espacio, de mi aire, de mi, en poco te habrás ido y como tu dices, no te extrañaré, no serás parte de mi más allá de lo que eres en este momento. Hoy tengo cerca, a un par de cuadras aún a roberto castillo, de cabello corto, un gran personaje de mi vida hasta mañana. Aquí estás, en este momento aunque pase mucho, quiera el cosmos y los naranjos en flor que te reencuentre en otro momento en otro lugar, en otras circunstancias, quiera la sombra que la recordemos otra vez, que me recuerdes esos momentos de búsqueda y no sean como hoy motivo de esta muerte que te confiero muy a mi pesar.
Esto, como todo es poesía de melancolia, pero te quiero siempre por todo y por nada.
Hasta la otra.
La Ceci