jueves, febrero 15, 2007

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Resulta incompresible e ilógico sentirse como me siento, sentir cierta tranquilidad y luego romper en llanto como si nada, vivir entre dos mundos, respirar mientras se desea dejar de existir. La muerte existe aún mientras se camina, se convierte en compañera voluble que viene cuando quiere y no se va cuando la echas. Hay muchas preguntas y empiezo a resignarme a que nunca tendré la respuesta, de otras me aferro a lo incierto y tal vez me conforme con un par de mentiras. Y así muchos años más me seguiré mintiendo para sentirme mejor, para olvidar un poco y perdonarme y perdonarte. Ya no te reprocho, sólo este brutal abandono ¿me habrías abandonado de otra manera? de este adiós no habrá regreso, me mata saberlo. Me queda el pasado y los recuerdos, el presente es más bien amargo y el futuro está tan sólo un pasito más allá. A veces todavia pienso que abriré la puerta y te veré, que tu calor calentará mi cuerpo y mi corazón volverá a sentir esa emoción que anhela. Te juro que te respiro, te siento, tengo tu sabor en la lengua y tu voz me sigue platicando, tu risa me sigue haciendo reir, la mente me tiene encerrada en tus cuatro paredes. No te prometo ya nada más que todo esto que siento.

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